Comentario
El más destacado maestro de la escultura del siglo XVII vino al mundo en la villa jiennense de Alcalá la Real en 1568, en el seno de la familia formada por el bordador Juan Martínez y su mujer, Marta González. El hecho de que su familia se trasladase a vivir a Granada supuso la entrada del joven Juan en el taller del escultor Pablo de Rojas, la figura de mayor renombre en la ciudad, y esa estancia junto al maestro será esencial para su formación estética, según lo atestiguan testimonios dejados por el propio artista. En 1582 se traslada a Sevilla, ciudad en la que contrae matrimonio cinco años después con Ana de Villegas; de esa unión nacieron cinco hijos, tres de los cuales se dedicaron con el tiempo a la vida religiosa. En 1588 fue examinado de escultor y arquitecto, lo que le permitió tener taller propio y firmar contratos. En 1613 muere su esposa y un año más tarde vuelve a casarse, ahora con la joven Catalina de Sandoval, emparentada con dos conocidos maestros: Miguel Adán y Juan de Oviedo, y con la que tuvo siete hijos. Fallece en Sevilla el 18 de junio de 1649, a consecuencia de la terrible epidemia de peste que asolaba la ciudad desde unos meses antes.
Afortunadamente han llegado hasta hoy varios retratos, uno de ellos el que Velázquez le hiciera en Madrid, que nos permite conocer cómo era el aspecto físico del maestro: estatura media, complexión robusta y rostro algo adusto de penetrante mirada. Por lo que se refiere a su personalidad, sabemos que fue hombre de carácter difícil, seguro de su valía profesional, ciertamente reconocida entre sus contemporáneos, irascible, con frecuentes pleitos con los clientes, motivados probablemente por un acusado sentido de superioridad con respecto a sus contemporáneos, que se detecta fácilmente en la documentación conservada. Y desde antiguo se le adjudicaron elogiosos calificativos, cual el de andaluz Lisipo que le atribuyera el poeta Gabriel de Bocángel.